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25 may 2010

ROBIN HOOD


El director ingles Ridley Scott que nos diera grandes clásicos como Alien, Blade Runner y porque no Gladiador regresa convencido de que una nueva versión de Robin Hood que en 1922 inmortalizara al actor Richard Fairbanks y que seria reinventada una docena de veces en la gran pantalla es necesaria. Esta vez Robin Hood no es un personaje con mallas verdes y capuchón de caperuza, sino bajo el rostro de Russel Crowe se convierte en un héroe mas humano, apaciguado y buscando su origen. Acá Robin Hood recién comienza su viaje por las aventuras, recopilando la gracia de los más necesitados y el odio de los poderosos. Con el guión del siempre grato Brian Helgeland (Revancha, Río Místico) aderezándole momentos de verdadera acción y conflictos demasiado mundanos, Robin de los bosques utiliza la fuerza de algo olvidado, convirtiéndolo en algo memorable. Las batallas nunca se habían visto tan espectaculares, tan bien orquestadas y sobretodo nada artificiales. Los personajes combaten cuerpo a cuerpo como si fuesen verdaderos gladiadores medievales que luchan por su libertad. Es así como Scott se erige como un director de oficio, nada manipulador que conoce su historia, que incluso quiere a sus personajes y que definitivamente esta convencido de su importancia. Los actores interpretan de tal manera que por momentos se olvida que se trata de una nueva versión del arquetipo del héroe mundano, que gracias a su fuerza de espíritu es convertido en salvador y forajido a la vez. John Mathieson el fotógrafo de cabecera de Scott, logrando una composición naturalista, casi contemporánea y capturando los colores tan intensos de la batalla con un poco de efectismo visual que penetra en cada personaje dotándolo de vida propia en la pantalla. Sin duda alguna este nuevo Robin Hood es el gran regreso de las aventuras épicas en gran escala, olvidándose por un momento de los efectos digitales y apabullando con una buena narrativa visual, aprovechándose del presupuesto y logrando componer personajes creíbles y sencillos que nos hacen suspirar aliviados de que el cine, la gran pantalla, aun no ha cedido su trono al mundo digital, que el negativo fílmico 2D  con todos sus defectos aun puede sorprender y hacer vibrar al espectador. Robin Hood es un gran espectáculo, verdaderamente apabullante que no tiene pierde, un gran regalo de verano para el espectador que busca una gran aventura.

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